viernes, 12 de octubre de 2007

2007 Pepe Criado LA DÉCIMA IMPROVISADA EN ALMERÍA (1980-2000)

Durante el periodo e 1820 a 1838 miles de alpujarreños cambiaron su modo de vida, basado en una agricultura de subsistencia, para trabajar en las explotaciones mineras de Sierra de Gádor (Almería).

Cuando la minería de Sierra de Gádor dejó de ser rentable, una gran masa de personas se desplazó a las cercanas minas de Sierra Almagrera, también en la provincia de Almería. Ya en las décadas finales del siglo XIX tampoco resultaron rentables estas minas y miles de trabajadores se trasladaron a Linares (Jaén) y La Unión (Murcia).

Desde las minas de Sierra de Gádor los cantos populares almerienses incluidos los torneos de trovas, al producirse la dispersión del elemento minero con motivo del paro de las minas, se extendieron por toda Andalucía, Extremadura, Murcia y hasta por las llanuras manchega y castellana... (Soriano,1935). La rica cultura tradicional de los mineros de Sierra de Gádor, incluido el trovo, llegó con las emigraciones mineras a Sierra de Almagrera (Molina,1991) y desde aquí a las minas de La Unión (Díaz,1977) donde los fandangos de Almería dieron origen a buena parte de los cantes mineros (Martín,1991).


DESARROLLO DE LA DÉCIMA

En los torneos de trovos que llegaron a las minas de Murcia a finales del siglo XIX predominaba el mano a mano de quintillas cantadas al son de la música de violín, bandurria y guitarra. Era una fiesta popular en la que los versos eran un elemento funcional más de la diversión.

En el último cuarto del siglo XIX los mineros murcianos Castillo y Marín se iniciaron en la improvisación e hicieron evolucionar al primigenio trovo de raíces alpujarreñas a un trovo de características propias en La Unión, porque:

- Marín no sabía cantar, así que buscó un cantaor para dictar sus versos. Para ello, rompió con la estructura musical alpujarreña.

- Castillo y Marín construyeron sus versos buscando la perfecta técnica literaria.

- Utilizaron, además de la quintilla, la espinela y la glosa para sus improvisaciones.

Dos vías influyeron en aquellos mineros para el uso de la espinela: Una, la décima escrita y otra, la décima popular latinoamericana, traída por la tanta gente humilde que hacía las Américas. Es de señalar que el mismo trovero Marín estuvo en Cuba durante cuatro años cumpliendo el servicio militar.

Como ejemplo de texto trovero antes de Marín y Castillo lo tenemos en esta quintilla del «Indalo»:

De la España un joven rey
tiene a todos que mandar.
porque lo manda la ley;
y si venéis a versal
mirar dónde sus metéis. (Castillo,1994:18)

Veamos unos versos de Castillo unos años después, en 1898:

¡La libertad! Flor querida
que el sol de la vida dora;
que solamente se llora
cuando se siente perdida.
En los mares de la vida,
puerto que el náufrago anhela,
lenitivo es que consuela
los males del corazón;
¡Angel de consolación,
por quien el ser se desvela!. (Castillo,1994:43. Díaz,1977:129)

Y veamos otra espinela de la misma época, esta vez de Marín:

Llena el alma de pesares
viendo a un hijo que sufría,
ofrecí que si él moría
no improvisar más cantares;
yo que los hice a millares
al público divirtiendo
y a la par mi gusto haciendo...
Yo no haré cantares más
de la guitarra al compás
tributo al muerto rindiendo. (Díaz,1977:51)

En La Alpujarra, a partir del fracaso minero, la costumbre de improvisar versos quedó en los campesinos y pastores de dos zonas: la Contraviesa, en las montañas, y el Campo de Dalías, un llano junto al mar.

En la Contraviesa la improvisación se ajustó a la definida estructura musical del fandango cortijero, que marca la intervención del trovador en una cuarteta o una quintilla.

La espinela improvisada entra a La Alpujarra por el Campo de Dalías. Hay varias posibilidades para explicar el desarrollo de la décima en esta zona:

. La influencia cubana.
. La influencia de los mineros de La Unión.
. La influencia de la décima escrita.

Un personaje primordial en este desarrollo pudo ser un maestro, además improvisador, de Pechina, que recorría la zona del Campo de Dalías en burro enseñando de cortijo en cortijo. Era conocido por el Tío Manuel «el Pechinero» y pudo influir en que los poetas populares Paco y Juan Fuentes utilizaran para escribir sus poemas no sólo la décima sino también la guajira, espinela irregular de 12 versos con rima 1,4,5/2,3/6,7/8,9,12/10,11.

También resulta imprescindible la experiencia de Tomás Iborra, un trovador de La Mojonera, autóctono y uno de los últimos improvisadores descendiente directo del estilo de trovo del Campo de Dalías. Su familia lleva bastantes generaciones enraizada en esa zona y también muchos de sus ascendientes fueron improvisadores.

Sobre el uso de la décima Tomás opina:

Yo estoy oyendo décimas desde que era un crío, las de los hermanos Fuentes y las de mi abuelo.

Mi padre no decía que eran décimas, decía que eran guajiras. Mi padre había estao en la Argentina muchos años trabajando, y en Cuba también, en Nueva York, en Buenos Aires...

Cuando él vino de la Argentina, que fue el último viaje que hizo, por el año 1916 o por ahí, él las hacía pero no le gustaban, decía que aquello no era trovo.

Pero él las había escuchao allí. Había unas con 9 versos, con 10 y con 12. Y había otra, que me la enseñó él, que está en mi libro Siembra de versos en un pregón que le hacía a la fiesta de La Mojonera, que era con 16 versos. (Criado, 2003)

Por tradición familiar Tomás recuerda una décima improvisada que bien puede ser la más antigua que conocemos realizada por un trovador de Almería.

El autor fue Juan Iborra Hernández. Este hombre era abuelo o bisabuelo del padre de Tomás Iborra y le hizo la siguiente décima a su madre, llamada María, cuando estaba agonizando. Tomás sitúa este hecho en Roquetas durante el año 1842:

¡Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
por todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón,
mírame con compasión,
no te vayas madre mía! ( Criado, 2003)

Igualmente porque se lo contaban su abuelo y su padre, Tomás Iborra recuerda unas décimas improvisadas por los hermanos Fuentes, de Las Norias, en la segunda década del siglo XX:

No estoy fijo si fue en el año 1914 o 1916. Esto fue en Las Norias de Daza. Los hermanos Fuentes trovaban poco, no tenían muchas porfías.

En una reunión que tuvieron sobre un caso de violencia, o algo así, sí que improvisaron. Estos trovos yo los aprendí de niño a mi padre:

JUAN Un pozo pintao
vio una paloma sedienta,
tiróse en el tan violenta
que contra la tabla dio.
Del golpe al suelo cayó
y allí muere de contao
por su apetito guiao,
por no pensar con buen juicio
así vuela al precipicio
el hombre desenfrenao.

PACO A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así que bien se examina
los humanos corazones
que mueren en las prisiones
por el vicio que les domina. (Criado, 2003)


INTEGRACIÓN DEFINITIVA DE LA ESPINELA EN EL TROVO DE ALMERÍA

Cuando en la década de 1960 comenzó a desarrollarse masivamente la agricultura de invernadero, cultivos bajo plástico, en el Campo de Dalías, miles de habitantes de la zona montañosa de la comarca emigraron a la zona costera en busca de mejores perspectivas de vida (Verdegay,1983:275,283,284).

Además de las manos vacías estas personas llevaron al Campo de Dalías toda la riquísima cultura tradicional de la Contraviesa, donde, recordemos, tenía enorme difusión el trovo a ritmo de fandango bailable con música de violín, bandurria y guitarra.

Pero en las manifestaciones orales de las montañas alpujarreñas no encontramos el uso de la décima ni en el trovo ni en las canciones. Sí disponemos de alguna que otra alusión a la estrofa de diez versos dentro de esta cultura popular.

Un ejemplo de esta incidencia, sin mella, de la décima en la poesía improvisada de La Contraviesa la encontramos en el librito Escuela de Trovadores de Huarea, publicado en 1949. Esta “peña trovera” fue impulsada por los estudiantes de la zona que vivían en Granada y encontramos la siguiente alusión a la décima espinela en ese librito que publicaron:
Al son de las castañuelas
yo prodigo mis cantigas
con métrica de espinela
mientras pregunto me digas
¿qué baile enseña tu escuela? (ESCUELA…, 1949:28)

Uno de aquellos inmigrantes fue el trovador Miguel García «Candiota» que llegó al Campo de Dalías en 1961,cuando tenía veinte y cinco años (EL TROVO EN…, 1992:112). “Candiota”, que comenzó a trovar con ocho años, era en esa época el trovador más carismático de la Contraviesa y el más solicitado, lo que le había hecho ganar una fama inusitada en toda La Alpujarra (Criado J./Criado A.M.,1992).

Por entonces «Candiota» conocía la décima espinela por haber leído alguna de ellas en una antología de poesía castellana y cuando, pocos años después, hizo amistad con Rafael «el Panadero», con el que mantuvo una estrecha relación y con el que formó su primer grupo de trovo estable. De este grupo formaron parte los trovadores Eduardo Garbín, Manuel “el Ceacero” y Antonio “de las Joyas”, y los músicos Manuel Alcalde con la bandurria, Antonio Manzano al violín y Joaquín Contreras a la guitarra.

En esos años “Candiota” ya conocía algunas espinelas improvisadas por Castillo y Marín, y, también, las décimas que escribieron durante las primeras décadas del siglo los hermanos Paco y Juan Fuentes, de Las Norias. Rafael “el Panadero”, que era familia de los hermanos Fuentes, siguió casi en solitario con el uso de la espinela y no encontró apenas quién le acompañara en ello, más bien se solía ridiculizar el uso de la décima.

El uso de la décima en el actual trovo de Almería tiene otro de sus pilares básicos en la continua relación que mantuvieron los trovadores del Campo de Dalías con los troveros de la provincia de Murcia, en las zonas de Águilas y Cartagena-La Unión.

Esta relación se inició con la participación de “Candiota” en el Certamen de Trovo organizado en La Unión, desde 1970, dentro del marco del Festival Nacional del Cante de las Minas (Sáez, 1985) y se consolidó con la presencia de los troveros murcianos en el Festival de Trovo de Las Norias desde su primera edición en 1974 (Criado, 1992).

Unos pocos años más tarde, a finales de la década de los años 70, tuvieron gran impacto en el ambiente trovero las actuaciones que ofreció, junto a “Candiota”, la improvisadora murciana Loli “de los Parises” en Las Norias, Balerma y La Aldeílla. De ella son las siguientes décimas, que dedicó a un admirador:

Voy a escribirle a un amigo
al que nunca conocí
mas deseo verle feliz
y por eso yo le digo,
quiero que cuente conmigo
en lo que sea menester.
Se lo dice una mujer
que no tiene un enemigo,
que siempre lleva consigo
el deseo de aprender.

Y así, amigo, de momento
perdóneme si escribo mal;
sé que no tiene rival
por su finura y talento.
Ya puede escribir contento,
que nadie puede igualar
esa dulzura al hablar
su verso que sentimiento;
mientras su carta contesto,
yo no paro de pensar. (Martínez, 1976)

La actitud de los trovadores y espectadores inmigrados de las montañas alpujarreñas que vivían en el Campo de Dalías durante la década de 1970 respecto al uso de la décima, fue de no utilizarla porque creían traicionar al estilo de trovo propio, ya que consideraban a la décima como un elemento ajeno a su cultura. Veamos este sentir general expresado en la opinión del trovador Ramón Antequera:

El trovo es quintilla desde que yo lo conocí. Las décimas las estoy escuchando desde que vinieron los murcianos por aquí, yo de antes no sabía lo que era una décima en el trovo. Y es que descontrolan mucho, no me gustan nada. (EL TROVO EN…, 1992:66)

Fue en los primeros años de la década de 1980 cuando comenzaron los trovadores a utilizar la décima en sus improvisaciones de forma continuada.

«Candiota», que estaba oyendo espinelas en boca de «el Panadero» y de los troveros de Cartagena-La Unión y de Águilas, se sintió motivado a utilizar la estrofa de diez versos en el año de 1985 durante una controversia con troveros de Águilas. «Candiota» se decidió a improvisar en espinelas, a asumir la estrofa como propia, impulsando su uso oral en la comarca.

Esta decisión por parte de «Candiota» de improvisar en espinelas fue un paso fundamental. Significó para la espinela la mayor difusión imaginada pues «Candiota» seguía siendo el trovador que marcaba las directrices de la poesía improvisada alpujarreña. Así, en agosto de 1985 ante miles de espectadores, «Candiota» fue el primero de los trovadores que utilizó la espinela en el Festival de Música Tradicional de La Alpujarra, evento considerado como la muestra más completa de la tradición musical alpujarreña.

De finales de 1985 es la siguiente espinela de «Candiota»:

El trovo es la luz más pura
que a mí me va iluminando,
con él me voy alumbrando
el campo de mi cultura.
Si no soy una figura
soy un trovero genial
y en este mundo ambiental
hay una gracia conmigo,
que todo lo que yo digo
es de la luz natural. (Criado,1993:26)

En 1986 comenzaron a improvisar juntos, como compañeros de grupo, “Candiota” y Sevilla. De ese encuentro nació el cultivo de la estrofa, tanto por el conocimiento que ya “Candiota” tenía de ella, como por el gran interés con que Sevilla la acogió para sí.

José López Sevilla narró en 1986 su inicio en el uso de la décima:

Andrés Rabal me dijo: “Tú con la voz que tienes puede hacer las espinelas perfectamente”. Yo empecé a hacela pero cantá, que con el tono sí me salen bien, y ya me gustan tanto o más que la quintilla.

Lo que pasa es que dentro de La Alpujarra no se hace na más que la quintilla, pero el trovo no se puede quedar estancao en la quintilla porque tiene muchos más argumentos y hay que elevalo a lo más alto. (EL TROVO EN…, 1992:133)

La siguiente décima de José López Sevilla es de principios de 1986. La improvisó en una controversia con «Candiota»:

Yo voy a trovar, Miguel,
ahora que estoy a tu lao.
Si te encuentras preparao
tú me vas a responder
y que te conste saber
que en décima y en quintilla
tú no olvides que el Sevilla
para el trovo es muy largo
y soy aquel perro galgo
que acuesta arriba te pilla. (TROVO...,1986:26)

Ante esta iniciativa por parte de “Candiota” y Sevilla, muy pocos trovadores aceptaron el uso de la espinela. Uno de ellos fue José Martín, que en 1986 declaraba:

Yo aprendí la décima hace mucho tiempo porque siempre me ha gustao la poesía. (EL TROVO EN…, 1992:155)

Es de destacar, en este proceso de cambio para el trovo de Almería, que significó la utilización de la décima espinela, el hecho de que “Candiota” recuperara el uso de la guajira no sólo en sus poemas, como ya hacían los hermanos Fuentes a principios del siglo XX, sino también para la improvisación. En 1986, durante una controversia que mantuvo “Candiota” con el trovador humorístico Antonio “de las joyas” le improvisó esta guajira:

Tú no tienes pensamiento
que me pueda convencer,
nada tienes que ofrecer,
lo que tú dices es un cuento.
Yo no te he visto un invento
que tenga algún contenido,
¡vete del trovo te pido!
no te debes sostener.
Tú debes de comprender,
porque aquí se está notando,
que cuando tú estás trovando
lo echas todo a perder. (Criado,1993:45)

Fue también en 1986 cuando tras improvisar una serie de décimas elogiando al trovador de primeros de siglo José Castillo, «Candiota» cambió de tema e improvisó:

Soy como aquél nacimiento
que brota en la serranía,
nadie me vio todavía
carecer de pensamiento.
Soy rápido como el viento
cuando algo estoy imaginando,
los versos me van brotando
igual que el agua en el río;
tanto en mi mente confío
que al tiempo de improvisar
nadie me puede quitar
mi grado de poderío. (Criado,1993:64)

También las nuevas generaciones de improvisadores aceptaron el uso de la décima desde el primer momento, como ocurrió con José Antonio Barranco y Francisco Ramos, que comenzaron a improvisar, en torno a los diez años de edad, en 1986. De Francisco Ramos son las siguientes declaraciones en 1987:

Las décimas están más bonitas que las quintillas, puedes decir y expresar más cosas. (EL TROVO EN…, 1992:183)

Hay que señalar que el empleo de la espinela por una parte de los trovadores chocaba con algunos sectores del público y con el resto de los trovadores, que veían en la improvisación por espinelas, sin música, una traición al estilo tradicional del trovo en La Alpujarra.

Pero esta situación de rechazo a la espinela se resolvió en aceptación total, tanto por los trovadores como por el público, cuando en 1990 participaron como invitados al IX Festival de Música Tradicional de La Alpujarra los trovadores cubanos Jesús Rodríguez y Omar Mirabal.

Los cubanos ofrecieron improvisación y controversias aprendidas y para el ambiente trovero alpujarreño fue una experiencia decisiva porque sus versos, ricos en poética, temas y estructura, chocaron con el estilo descuidado y rudo de los alpujarreños.

Para los aficionados al trovo en La Alpujarra Jesusito y Omar quedaron indelebles en la memoria colectiva porque en sus versos conocieron que el trovo puede ser un arte y esto abrió nuevas expectativas, que los trovadores tuvieron que afrontar cultivando nuevas formas y estructuras.

Al año siguiente, en 1991, creció el interés por la décima, y por una nueva forma de improvisar la poesía, con la asistencia de Sevilla y “Candiota” al I Encuentro Festival Iberoamericano de la Décima, celebrado en La Habana con la participación de improvisadores de varios países hispanoamericanos. Para Cuba improvisó “Candiota” en 1992:

¡Dejen a un pueblo que ande
con su propia orientación,
enseñando educación
que eso es lo puro y lo grande.
Y que otro pueblo no mande
donde no debe mandar,
que cada cual debe estar
a donde le pertenece
y que Cuba no merece
que lo puedan castigar!

También en el año de 1992 tenemos otro ejemplo de guajira por parte de «Candiota». Durante una sesión privada en la que Miguel «Candiota» trovó en solitario durante tres horas improvisó algunas guajiras. La siguiente es una de ellas, dedicada a Vicente Espinel:

Una lección para el mundo
fuistes y lo sigues siendo
porque en los versos comprendo
de lo puro lo profundo.
Piso firme y no me hundo
cuando leo tus sentimientos
y en esos mismos momentos,
embriagado en un desvelo,
yo digo en un desconsuelo:
Quisiera salir volando
que a Vicente voy buscando
si es verdad que está en el cielo.

A partir de estas experiencias, el uso de la décima espinela se asumió totalmente en la comarca, tanto por los trovadores, por los aficionados al trovo, como por los poetas de origen oral que no improvisan y escriben sus poemas.

Un ejemplo del uso generalizado de la estrofa es la siguiente anécdota. Tras una reunión en Laujar, el día 5 de abril de 1993, entre los miembros del jurado del Festival de Música Tradicional de La Alpujarra y los participantes en el Festival, todos los asistentes fueron a comer. Durante la comida los trovadores improvisaron algunas coplas. Estaban Antonio “de las Joyas”, “Candiota” y Sevilla.

Entonces, José Antonio Pino, de Abuxarra, asociación organizadora del encuentro, escribió sobre el mantel de papel de la mesa:

Cuando estamos con “Candiota”,
cuando estamos con Sevilla,
que trovan de maravilla,
los versos muy fácil brotan.
Todas las manos se frotan,
Antonio coge el sombrero
para cantarle con salero
a alcaldes y concejales
e ilustres comensales
¡cómo se te ve el plumero!

El contrapunto al poco eco que la décima tenía entre los trovadores de La Alpujarra antes de 1985, supuso su total asimilación en la improvisación diez años después.

Esta asimilación se detecta en el propio sistema de pensamiento de los trovadores, tal como se muestra en los siguientes versos improvisados por “Candiota” al final de una espinela el día 12 de noviembre de 1994 durante la presentación del libro De trovo con “Candiota” (1985-1987) en Berja: …
voy sacando la espinela
como el agua de una fuente.

Como conclusión, tenemos que:

1- En la década comprendida entre 1985 y 1995 se generaliza el uso de la décima espinela en el trovo de La Alpujarra.

2- Que el uso de la décima espinela en la actual poesía improvisada alpujarreña está basado en tres influencias básicas:

A- La décima popular escrita en el Campo de Dalías.
B- La influencia de los troveros murcianos.
C- La influencia de los repentistas cubanos.

3- Que desde los años 1900 al 2000 el desarrollo de la décima oral en Almería se ha dado con las siguientes influencias:


Cultura oral Décima
cubana literaria


Cultura oral
alpujarreña


Tío Pechinero
(1900)


Hermanos Fuentes
(1900-1940)


Rafael “el Panadero”
(1960-1980)

Troveros murcianos
(1970)

“Candiota” - Sevilla
(1980-2000)


Repentistas cubanos
(1990)



Peña Trovera AÑORANZA
(1990-2000)
LA DÉCIMA IMPROVISADA AHORA


Durante la jornada de clausura del VI ENCUENTRO-FESTIVAL IBEROAMERICANO DE LA DÉCIMA Y EL VERSO IMPROVISADO, celebrada el día 11 de octubre de 1998, “Candiota” improvisó unos versos dedicados a la décima espinela:

No pude, querida hermana,
en mis tiempos conocerte...

“Candiota” llegó a la décima popular cuando se fue a vivir al Campo de Dalías recién terminada la mili, con poco más de 20 años. En la década de 1960 conoció las décimas escritas por Juan y Paco Fuentes, que estaban muy extendidas de forma oral por toda la zona, y luego compartió amistad y multitud de veladas troveras con Rafael Forniéles “el Panadero”, familiar de los hermanos Fuentes que continuó con el uso de la décima.

Unos años después “Candiota” entró en contacto con los troveros murcianos, que tienen bastante tradición en el uso de la espinela improvisada, y asumió la improvisación en décimas como una característica más de su arte.

En los primeros años de la década de 1990 “Candiota” improvisó con trovadores iberoamericanos.

Yo no te he buscado antes
porque no te conocía...

Valgan estas referencias sobre la experiencia de “Candiota” en el uso de la décima espinela como marco general del desarrollo que desde hace más de cien años, que sepamos, tiene la décima en Almería.

La creencia que se alimenta en La Alpujarra sobre el uso de la décima en la poesía popular es de que:

- Es un elemento extraño a la cultura tradicional.
- Es una imposición de otras tradiciones culturales que no hay por qué adoptar.
Cuando actualmente un trovador dice que la décima no le es propia y lleva, como en el caso de “Candiota”, toda su vida oyéndola y utilizándola, en realidad no está situando la discusión sobre la alpujarreñeidad de la décima en las coordenadas adecuadas.

Bien es cierto que la décima popular de Almería carece de música y por lo general es recitada, con la excepción de algunos trovadores que la cantan sin acompañamiento musical al estilo cubano, de otros países iberoamericanos o como cante flamenco.

El investigador Maximiano Trapero sitúa esta costumbre del recitado de la décima en el hecho de que en la poesía popular española la espinela quedó con las características originales de la estrofa como texto literario y que la novedad en el trasvase de la espinela a la poesía popular iberoamericana fue su uso como canto:

El gran éxito de la décima en Hispanoamérica está vinculado al hecho de que fue texto literario que sirvió para el canto, a diferencia de España, en que nunca llegó a cantarse, excepto en Canarias; lo que sigue siendo verdad en Las Alpujarrras, que si bien la décima puede sustituir a las quintillas en los trovos, las décimas “se dicen”, no se cantan. (Trapero, 1996:76)

De esta misma opinión son los editores del libro Actas del VI Encuentro-Festival Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, publicado en el año 2000:

La décima es casi siempre recitada, o en menos medida cantada, pero a capella, sin instrumentación alguna, incluso con formas y melodías particulares por cada trovero, prueba de que no ha encontrado aún una manifestación musical tradicional. (ACTAS DEL VI ENCUENTRO..., 2000:56)


La décima improvisada en Almería no tiene un soporte musical, únicamente se recita. Lo que sí es cierto es que este recitado tiene una tradición que, al parecer, se remonta a la cultura escrita culta, según Trapero, y a los tiempos en que el país de Cuba pertenecía a España.

Muchos españoles emigraron a Cuba y otros muchísimos estuvieron obligados a hacer allí el servicio militar. Como la mayoría de los emigrados eran campesinos, mineros o arrieros, personas de escasos recursos económicos, es lógico pensar, que, dada la enorme riqueza cultural que tenían desde la tradición oral, se integraran en la cultura oral cubana de forma natural.

Así, desde este punto de vista, también pudo ser natural que cuando volvieron a España trajeran consigo la décima cantada cubana y que se adaptara al recitado o a ser escrita dado que la cultura musical aquí era distinta. Tenemos ejemplos de esta influencia tanto en Almería como en el resto de Andalucía y Murcia.

Resulta inadecuado, entonces, elaborar un discurso sobre la no alpujarreñeidad de la décima popular, improvisada o no.

Sí es adecuado situar el uso de la décima en La Alpujarra como una larga tradición en dos vertientes:

- La escrita a la manera popular.
- La improvisada, recitada y sin acompañamiento musical.

El Indio Naborí, el gran poeta cubano, dijo:

Me parece que la décima ha venido levantándose del olvido, del desprecio de los que se creen cultos. (ACTAS DEL VI ENCUENTRO..., 2000:212)

Es hora de que, por fin, levantemos a la décima en Almería del olvido secular.

Es hora de que reconozcamos el papel decisivo de la décima espinela en la poesía oral alpujarreña.

Ha llegado el momento de que se acepte a la décima alpujarreña como, siguiendo la palabras del Indio Naborí, un hecho hermoso de la creación del hombre.

No es posible empeñarse en seguir negando a la décima porque eso significa negar la identidad cultural de La Alpujarra. Y, por desgracia, no están los tiempos para obviar las características esenciales de los pueblos, como acertadamente expresa Maximiano Trapero:

Los tiempos modernos, que son tan olvidadizos respecto a las tradiciones antiguas, a valores tan importantes que identificaban a un pueblo, a una isla, a una región entera, van perdiéndose, desgraciadamente.

Las cosas que son superfluas no importa que se olviden, pero las cosas que son valiosas, las que significan identidad de un pueblo, sí que es una pena que se pierdan. (Trapero, 1998:11)

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