Ayuntamiento de Vícar (Almería), 2003.
Una de las características de la poesía oral de creación personal, de esa poesía tradicional que continuamente estamos oyendo a través de poetas, troveros y canciones, es que reproduce, generalmente, la ideología dominante, las razones convenientes a los poderes que se tornan absolutos.
Es evidente que esta regla general tiene sus excepciones. Y yo, como especialista en la edición de libros de poesía oral, he saboreado con fruición el trabajo que he realizado con dos poetas que recientemente han publicado su primer libro.
El primer caso ha sido el libro La luz de mi venero, de Emilio Pelegrina, publicado por el Ayuntamiento de Roquetas de Mar. Y el segundo es este libro de Francisco López, Verdades versificadas, que publica el Ayuntamiento de Vícar. Estos dos poetas abren caminos de progreso porque plantean como natural la extensión universal de la justicia social.
Paco López intuye en su postura ante la vida que, además de construir la sociedad en base a la relación igualitaria entre sus miembros, hay que alentar las medidas necesarias para que en nuestra sociedad, ya global, la justicia social alcance al total de la humanidad.
De cualquier manera, esta conciencia que caracteriza a Paco es la intención que ha dirigido a todos los pueblos y colectivos humanos a través de la historia, a pesar de los lastres que la humanidad sigue sufriendo por el uso egoísta de los poderes públicos.
Por tanto, el avance en la justicia social es uno de los conceptos notorios que Paco López nos propone en este libro. El otro tema al que nuestro poeta da prioridad en sus versos es la amistad, tal como expone en su poema ¡La amistad qué hermosa es!:
Todo el que tiene bondad
es noble, sencillo y puro,
se merece mi amistad,
en él me entrego seguro
con firmeza y voluntad.
LA AMISTAD
La amistad es el gran valor de la vida, es la aportación de cada persona al avance de la sociedad. Y es un fundamento que todos los poetas de esta comarca han desarrollado ya que el hecho de compartir engrandece tanto al individuo como a la comunidad.
Los poetas orales han manifestado la amistad en una correspondencia en versos. Esta es una de las tradiciones más hermosas que caracterizan a la poesía popular de toda la comarca del Campo de Dalías. Desde los primeros años del siglo XX han seguido esta tradición de intercambio de carta poéticas los hermanos Paco y Juan Fuentes, en Las Norias; en Roquetas, Rafael “el Panadero”; en El Ejido, José Barranco López y Jesús Fornieles; y en La Mojonera, Tomás Iborra.
CORRESPONDENCIA POÉTICA
Precisamente la correspondencia poética de Tomás Iborra es un referente en nuestra comarca porque a su vitalidad y continuidad en el tiempo se añade la circunstancia de que está publicada, tanto en su primer libro, Siembra de versos, publicado por el Ayuntamiento de La Mojonera, como en su segundo, Palabras del corazón, que está a punto de salir.
Este intercambio poético se ha dado tanto entre los poetas del Campo de Dalías y La Alpujarra, como con los de otras comarcas, como por ejemplo la murciana, por la densa relación establecida entre ambas zonas. Vicente “el Chillaeras”, José María, Pedro “el Bombero”, Angel Roca, Miguel Luengo, “El Repuntín” y otros muchos aficionados, troveros e investigadores murcianos han mantenido abundante correspondencia con los almerienses.
Paco López continúa esta costumbre porque transmitir la tradición resulta fundamental en el quehacer poético de Paco López. Así, en este libro, tenemos la oportunidad de leer algunas cartas de la correspondencia que ha mantenido con casi todos los poetas y troveros de su entorno cultural y de su generación, agrupados en su mayoría en torno a la Peña Trovera Añoranza: Emilio Pelegrina, Fernando González, José Barranco, Tomás Iborra, Paco “Peret”, Constantino Berenguel y Manuel Manrique.
Por otra parte, este libro encierra una sorpresa, una fragancia. Está en el capítulo titulado Trovos fantásticos. Se trata de cuatro controversias, cuatro disputas poéticas que Paco López ha escrito como si dos trovadores estuvieran enfrentados. Y ha reflejado con tal exactitud la más pura tradición del trovo de su tierra alpujarreña que estas controversias, literarias por cuanto que son escritas y no improvisadas, son un perfecto ejemplo del trovo de esta comarca.
TÉCNICA
En la construcción de sus poemas Paco López utiliza las dos estrofas clásicas usada en el trovo de La Alpujarra (desarrollado con caracteres propios en dos zonas naturales de la comarca: el Campo de Dalías y la Contraviesa). Estas dos estrofas son la quintilla y la décima espinela.
Recordemos que la quintilla (de rima 1,3,5 – 2,4) es el vehículo más natural de los troveros alpujarreños, por cuanto que es la estrofa utilizada para los trovos cantados con el acompañamiento de la música del violín, la guitarra y la bandurria.
Esta música del trovo es un fandango primitivo de acentuadas características andalusíes. Se toca en varios estilos (malagueño y morato) y tiene alguno que otro en desuso, así como tampoco son usados actualmente algunos instrumentos de acompañamiento, como los platillos.
Recordemos, también, que esta música del trovo es uno de los tesoros orales más preciados de La Alpujarra y que tiene mucho peso en la cultura andaluza pues variantes de este fandango primitivo forman parte del legado cultural de provincias como Málaga, Cádiz, Córdoba, Almería y Granada.
Es importante resaltar que los versos de estas quintillas son octosílabos, es decir, que están formados por ocho golpes de voz. Los versos octosílabos son característicos de la poesía de transmisión oral y los improvisadores igualmente los utilizan para construir sus décimas espinelas.
LA DÉCIMA
El uso de la décima espinela en las zonas de La Alpujarra con tradición trovera puede tener dos influencias. La décima literaria bien pudo llegar a través de los escritores de las clases sociales poderosas, como es el caso de las espinelas que Pedro Antonio de Alarcón intercambió durantes unas elecciones en Albuñol, o como el caso de los escritores Enrique Sierra Valenzuela, de Adra, y Ramón Jiménez Lamar, de Dalías.
La otra posible influencia fue de la tradición oral y bien nos pudo llegar desde la América hispana, de Cuba más probablemente, cuando ese país todavía era parte de España.
Improvisar en espinelas ha sido para los trovadores alpujarreños un signo de avance, un reto que han asumido porque así lo han exigido los tiempos. Emilio Pelegrina lo expresó de esta manera en su libro La luz de mi venero, con los cuatro versos iniciales de una décima:
Como puedes comprobar
ya me explico en espinela
y al mamar de esta escuela
manifiesto mi soñar.
(Pelegrina,2002:282)
De cualquier manera, la décima espinela, popularizada y extendida por Vicente Espinel, rima sus versos 1,4,5 – 2,3 – 6,7,10 – 8,9. Como la siguiente escrita por Paco López incluida en el poema ¿Quién te puso razón?:
¿Es acaso la razón
complemento del lenguaje
o agranda su porcentaje
o es meramente opinión?
¿O es de vital condición
para medir las cuestiones
o algún tipo de emisiones?
¿Beneficia o perjudica
o confusiones implica
agravando las situaciones?
Y parece ser que durante el siglo XIX, por influencia de la cultura popular cubana, se extendió entre los poetas orales de Almería el uso de una forma irregular de la de la espinela con doce versos, que ya utilizaron en el Campo de Dalías los señeros y aún no estudiados poetas Juan y Paco Fuentes. Fue en Las Norias durante las primeras décadas del siglo XX.
También a Paco López ha llegado un eco de esta tradición, aunque encontramos en Verdades versificadas escaso uso de esta espinela irregular que en esta comarca hemos bautizado como guajira alpujarreña. La siguiente pertenece al poema Un retozo en el peñón:
Al tener capacidad
yo me encuentro desbordado,
yo diría anodadado,
soy pleno en felicidad.
Estoy con mi Trinidad,
que yo llamo Trinilla,
es algo peseterilla
pero en el fondo se entrega,
siempre en su Paco delega,
¡para mí es un tesoro
y con mi alma la adoro
y en eso nadie me gana!
Nótese la rima de esta clásica irregularidad en el uso de la décima espinela: 1,4,5 – 2,3 – 6,7 – 8,9,12 – 10,11.
Y resulta muy curiosa la siguiente décima, que Paco López incluye en su poema ¡Qué poco manejero es el pensamiento!, por sus irregularidades en rima y medida:
¡Qué duro eres tú, mi pensamiento,
que me haces pensar lo que no quiero
produciéndome un dolor agudo y duradero,
ensañándote constantemente eres severo!
¡Buscándome lo frío y oscuro del agujero,
afanándote en lo sucio y mezquino del dinero,
poniendo la malicia para herir al compañero!
Mi cuerpo herido y destrozado, casi muero,
busca otros senderos menos rudos y ser sincero
¡que seas valiente y honrado de ti espero!
PEÑA TROVERA AÑORANZA
Es necesario mencionar también la importancia que tuvo para la poesía popular improvisada en Almería la creación de la Peña Trovera Añoranza.
En este libro Paco López y sus amigos no cesan de darnos datos sobre la creación y funcionamiento de la peña. Desde estas líneas nos interesa resaltar que en sus inicios la peña Añoranza unió a toda una generación de trovadores que carecían de espacio propio dentro de dinámica social de la poesía popular almeriense y que en las distendidas reuniones entre amigos encontraron las directrices justas para profundizar en el arte de la poesía improvisada, para formarse en ella y para extenderla.
De todas maneras está pendiente aún de escribir sobre esta peña, cómo se originó y cómo evolucionó. Ha sido un gran ejemplo de dinamización en la poesía oral de Almería llevado a cabo, además, por los propios interesados.
Tiene importancia el trabajo personal de este poeta que es Paco López. Pero tengamos en cuenta que la experiencia de Paco López no está en absoluto desligada de la experiencia de los demás poetas e improvisadores que le rodean y con los que se comunica.
Así es la poesía. Es algo privado, íntimo. Algo que el poeta expresa en solitario, como experiencia única. Pero, a la vez, esa comprensión personal está relacionada con el grupo, con la experiencia de la comunidad, con el don de poder realizarnos en nuestra vida.
Tal como explica metafóricamente la poeta Pilar Sánchez, paisana de Paco López tanto de origen como de residencia, en el siguiente poema:
Un pequeño barquito flotaba
en esta mi bella playa,
pescaba en la alterada marejada
agraciado con el calor.
Faltaba poco para la puesta de sol.
A lo lejos, en alta mar,
el cielo acaramelado
se dejaba acariciar.
¡Las olas se alejaban
al ver que la mar se relajó!
(Una pareja de gaviotas
en el oro se adentraban
para coger la plata
que Dios les regaló)
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